En Vientos de Futuro nos ha llamado especialmente la atención un informe que constata la importancia del medio rural para la transición hacia un modelo energético verde y limpio, y la necesidad de coordinar este desarrollo con los habitantes de los territorios que acogen proyectos renovables.
El medio rural tiene mucho que decir en el proceso de descarbonización que necesita nuestro país para dejar de depender de los combustibles fósiles. Así de claro lo deja el último informe del Observatorio de Descarbonización Rural, al afirmar que nuestros pueblos están llamados a protagonizar este gran cambio como impulsores de una transición ecológica que abre nuevas oportunidades para las áreas menos pobladas.
La Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica, CIDE, que agrupa y representa a 190 distribuidoras de energía eléctrica que suministran electricidad a más de medio millón de hogares en zonas rurales, es la impulsora del Observatorio de Descarbonización Rural (ODR), cuyo objetivo es dar voz y el protagonismo que se merece al medio rural en este camino hacia una economía libre de carbono.
Como se destaca en este cuarto informe del ODR, sin el medio rural no serán alcanzables los objetivos de generación eléctrica de origen renovable del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Dicho plan prevé un incremento de la potencia instalada de energías renovables hasta llegar a los 160 GW en 2030.
“A cierre de 2023, España contaba con 79,1 GW instalados, de los cuales, aproximadamente, el 85% se encuentran en zonas rurales. Si se mantiene esta proporción, será necesario instalar una potencia renovable rural de hasta 70 GW en los próximos años”, calcula el informe.
En el año 2023, según el ODR, la producción renovable total en España superó por primera vez la barrera del 50%, situándose en el 50,3%. De toda esta generación renovable, más del 80% se produjo en el medio rural, dato que remarca la relevancia del mismo de cara a alcanzar los objetivos nacionales de descarbonización.
Los resultados del cuarto informe del Observatorio también ponen de manifiesto que el aprovechamiento del potencial renovable del medio rural debe realizarse de forma coordinada con el territorio y las personas que lo habitan. En este sentido, el ODR recomienda la adopción de medidas que permitan que los proyectos renovables contribuyan de manera tangible al desarrollo económico de las zonas rurales y pongan freno a su despoblación.
Además, en las Zonas rurales se evidencia un elevado compromiso con la descarbonización, así como una creciente preocupación respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El ODR concluye que, a la luz de las encuestas realizadas en los últimos años, “tanto empresas como hogares rurales muestran un reconocimiento significativo de la gravedad de estas emisiones, con valoraciones que alcanzan puntuaciones de, aproximadamente, 7 y 8 sobre 10, respectivamente”.
El número de empresas y hogares con interés en desarrollar actividades de reducción de huella de carbono también es claramente mayoritario: más del 60% indica que está participando o tiene previsto hacerlo. Para impulsar aún más esta participación, el ODR recomienda “implementar medidas específicas desde el ámbito público o asociativo que complemente al interés individual de hogares y empresas”.
Por otro lado, y de acuerdo con las encuestas ya citadas, durante el pasado 2024, el 51% de las empresas rurales ya estaban al tanto del potencial de la utilización de residuos para la generación de gases renovables, un tema en absoluto menor, “dado el elevado potencial de las cooperativas agropecuarias rurales para hacer efectivo este aprovechamiento”, recuerda el informe.
En conclusión, “el constante compromiso y la innovación de las comunidades rurales son esenciales para avanzar hacia un modelo energético más limpio y responsable, y su contribución es, sin duda, una de las claves para el éxito de la descarbonización a nivel global”, afirma Gerardo Cuerva, presidente de CIDE
(Foto: Observatorio de Descarbonización Rural).