En lo que va de año el fuego ha quemado más de 412.000 hectáreas de terreno en España. La mayor parte se quemó durante el pasado mes de agosto, cuando sufrimos una trágica oleada de incendios forestales, principalmente en la zona noroeste del país.
Lamentablemente, a la catástrofe natural y humana se unieron los bulos y desinformaciones que trataban de vincular la tragedia con supuestos intereses oscuros del sector eólico.
Hoy sabemos que todas estas acusaciones fueron falsas y posiblemente malintencionadas y que la realidad es totalmente contraria. En primer lugar, porque no se puede construir un parque eólico en terreno quemado, debido a que es necesaria una Declaración de Impacto Ambiental positiva (DIA) y a lo dispuesto en la Ley de Montes, que exige mecanismos muy complejos para permitir la obligada recalificación, incluyendo la aprobación de nuevas leyes.
En segundo lugar, hay que dejar claro que los incendios no benefician, sino que más bien perjudican a la industria eólica, debido a que es mucho más caro construir un parque en una zona afectada por el fuego. Por último, pero no menos importante, es clave destacar que los parques eólicos también forman parte de la solución, en el sentido de que ayudan a prevenir y a combatir los incendios forestales.
Vigilancia activa y alerta temprana
Uno de los grandes aportes de los parques eólicos en la lucha contra los incendios es su capacidad de monitorización del entorno. Gracias a los sistemas de vigilancia instalados en los aerogeneradores (cámaras, sensores térmicos y sistemas de detección de humo) se puede identificar de forma temprana cualquier conato de incendio. Esta alerta permite activar protocolos de extinción antes de que el fuego se propague.
La presencia de personal cualificado en las instalaciones también refuerza esta vigilancia. Técnicos y operarios que trabajan en los parques eólicos actúan como una primera línea de detección, notificando rápidamente cualquier anomalía. En algunos casos, los propios aerogeneradores cuentan con extintores integrados, lo que facilita una intervención inmediata en caso de emergencia.
Por otro lado, los parques eólicos requieren la construcción de pistas de acceso para su instalación y mantenimiento. Además de facilitar la llegada y la circulación de los equipos de extinción de incendios, cumplen una función esencial como cortafuegos naturales.
Estas pistas se ponen al servicio de las comunidades locales, favoreciendo actividades como el senderismo, la ganadería o la agricultura, y evitando el tránsito por zonas de mayor riesgo. En muchos casos, se convierten en caminos de concentración parcelaria, contribuyendo a una ordenación más segura del territorio.
Apoyo a la gestión forestal
Lo anteriormente señalado nos sirve también para remarcar que los parques eólicos conviven en armonía con las actividades agrícolas, ganaderas y forestales tradicionales. Esta integración favorece una gestión forestal en mosaico, que combina conservación, producción y prevención.
Además, los ingresos que generan los parques eólicos para los ayuntamientos y comunidades autónomas pueden destinarse a limpieza de montes, creación de perímetros de seguridad en núcleos rurales y formación ciudadana en prevención de incendios. Algunos municipios ya están aplicando estos recursos para reforzar su resiliencia frente al fuego.
Repotenciación y restauración del entorno
Cuando un parque eólico existente se ve afectado por un incendio, su repotenciación (la modernización o el reemplazamiento total o parcial de sus aerogeneradores para que se produzca la misma energía con menos turbinas) exige una declaración de impacto ambiental positiva que siempre toma como referencia, como todas las DIA, el estado del entorno previo al incendio.
Todo ello implica una mejora en la configuración de accesos y vías internas, así como la restauración obligatoria del lugar. Esta intervención no solo recupera el estado original del monte antes de las llamas, sino que lo prepara para ser más resistente ante futuros incendios.
Energía limpia contra el cambio climático
Más allá de su papel en la prevención de incendios, la energía eólica es una aliada estratégica en la lucha contra el cambio climático, principal responsable del aumento de la frecuencia e intensidad de los fuegos forestales. Al generar electricidad sin emisiones, los parques eólicos contribuyen a reducir la huella de carbono y a avanzar hacia un modelo energético más sostenible.
La transición energética no es únicamente una necesidad ambiental, sino también una oportunidad para reforzar la seguridad de nuestros montes, proteger la biodiversidad y apoyar a las comunidades rurales. En este sentido, los parques eólicos se consolidan como infraestructuras multifuncionales, que combinan producción energética, protección ambiental y desarrollo local.



